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Columna de Katherine Vergara, Directora de Contenidos y Alianzas de Ingeniosas, Doctorando en Ciencias de la Ingeniería.

La conquista del espacio ha sido una carrera ardua desde sus inicios: en plena guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética -actual Rusia- la imaginación de miles alrededor del planeta se encendía con imágenes de nuevos horizontes, desconocidos planetas y deslumbrantes descubrimientos. 

Fueron las inmortales palabras del presidente John Kennedy las que encendieron esa imaginación y sellaron por años el rumbo de lo que sería la exploración espacial:

“…antes del fin de siglo pondremos un hombre en la luna.” Si solo hubiéramos pensado en poner a una persona en la luna tal vez las mujeres no habríamos llegado tan tarde a la carrera espacial.

Desde que Valentina Tereshkova estuvo en el espacio en 1963 -siendo la primera mujer cosmonauta- tuvimos que esperar 20 años para que Sally Ride se convirtiera en astronauta, 32 años para que Ellin Collins pudiera pilotar una nave espacial y 4 años más para que lograra ser promovida a comandante. Detengámonos aquí un momento:  tuvieron que pasar más de 30 años para que una mujer tuviera un rol de liderazgo en el espacio. En un periodo en que se realizaron más de 60 lanzamientos espaciales y el hombre había pisado la luna 6 veces, no hubo lugar ni tiempo para encontrar una mujer capaz de comandar una tripulación espacial. La primera caminata espacial se realizó en 1965 mientras que la primer mujer en caminar en el espacio lo hizo casi 20 años más tarde, en 1984. Aún más: tuvimos que esperar hasta el 2019 para que dos mujeres caminaran en el espacio por primera vez, algo que los hombres ya hacían casi 40 años antes.

Ta vez lo que faltó en Estados Unidos fue un champion, alguien que nos invitara a sentarnos a la mesa cuando aún no teníamos una silla. En el caso de la Unión Soviética, ese champion fue Nikolai Kamanin, jefe del Cuerpo de Cosmonautas Soviético quien poco después del primer viaje al espacio de Yuri Gagarin comenzó a buscar aliados para impulsar la idea de un viaje con una cosmonauta, donde encontró el apoyo de Mstislav Keldysh y Sergey Korolev, ambos científicos ligados a la carrera espacial en la URSS. Juntos, convencieron al comité central del partido comunista de reclutar las primeras 5 mujeres cosmonautas, de las que no puedo cansarme de difundir sus nombres: Zhanna Yorkina, Valentina Ponomareva, Irina Solovyova, Tatyana Kuznetsova y por supuesto Valentina Tereshkova. 

Paralelamente, en Estados unidos a fines del 50, el proyecto Mercury buscaba a los primeros astronautas para ir a la luna, lo que incluía a reclutas femeninas, las llamadas hoy “Mercury Thirteen”. 13 mujeres que por iniciativa privada del doctor Randolph Lovelace cumplieron con los requerimientos físico y pasaron las mismas pruebas que los hombres, pero que nunca llegaron a ver el espacio. Para ese entonces la NASA había decidido que los astronautas debían tener entrenamiento como pilotos militares. En ese tiempo las mujeres no podían ser pilotos por lo que quedamos fuera de la carrera por la luna. No importó que Jane Hart hablara con el congreso pidiendo reevaluar la situación. La decisión había sido tomada y contaba además con el apoyo de otros astronautas como John Glenn. 

No sería hasta más de 50 años después que una mujer podría estar en la carrera por la luna. 

Las mercury 13 fueron: Wally Funk, Sarah Gorelick, Rhea Woltman, Myrtle Cagle, Marion Dietrich, Jerry Cobb, Jerri Sloan Truhill, Jean Hixson, Janet Dietrich, Jane Briggs Hart, Irene Leverton, Bernice Steadman, Gene Nora Stumbough. 

Aun cuando científicos estadounidenses y rusos creían que las mujeres estaban mejor preparadas para los vuelos espaciales que los hombres, el factor cultural era aún muy grande. Las mujeres consumimos menos oxígeno, agua y alimentos y somos más livianas y pequeñas- Asimismo, generamos menos residuos biológicos y menos dióxido de carbono y nuestro sistema cardiovascular es más resistente, por lo que estamos mejor preparadas para el espacio, como señala Margaret Weitekamp, curadora del museo nacional del aire y el espacio del Smithsonian.

Pero, ¿cuál es la razón por la que no llevaban mujeres a la luna en Estados Unidos? la mayoría de la literatura de la época apunta a que la sociedad no estaba lista para ver morir a una madre o una dueña de casa, únicos roles en los que se encasillan a la mujer en esos años. Y la carrera espacial estaba llena de peligros letales como lo atestiguan con sus vidas Laika en 1957, Virgil Grissom, Ed White y Roger Chaffee en el incendio del apolo 6 en 1967, Vladimir Komarov también en el 67 al no abrirse el paracaídas que detenía el regreso de la cápsula al entrar a la tierra y el triste recuerdo del Challenger en el 86 y el desastre del Columbia en el 2003.

El próximo viaje programado para ir a la luna es en el 2021, en la misión Artemisa, estará a cargo de la sala de control por primer vez una mujer, Holly Ridings, y por primera vez llevaremos una mujer astronauta a la luna. Es un momento histórico para la equidad de género y un momento único para miles de niñas alrededor del planeta que podrán por fin ver que la conquista del espacio también es cosa de mujeres. Esperemos que para el siguiente gran descubrimiento en el espacio, las mujeres no tengamos que esperar otros 50 años. 

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