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Había una vez una niñita muy brillante y curiosa, que sobresalía en el colegio, y, a los trece años ya asistía a la escuela secundaria de West Virginia State College, y, a los 18 se graduó de esa misma universidad. Fue profesora por un tiempo, antes de casarse.

Muchos años después, en 1952, después de haber formado una familia y de haber tenido 3 hijas; un pariente le habló sobre una vacante para mujeres afroamericanas, en la sección de computación del Área Oeste en el laboratorio Langley del Comité Nacional Asesor de Aeronáutica (NACA), liderado por su compañera de West Virginia, Dorothy Vaughan. Y ella comenzó a trabajar allí en el verano de 1953.

Después de dos semanas de ingresar en ese trabajo, Dorothy Vaughan la asignó a un proyecto en la sección de Maniobras de Carga del Vuelo de la División de Investigación, y ahí es donde se quedó en forma permanente. Durante los siguientes cuatro años analizaba los datos de las pruebas de vuelo, y trabajó en la investigación de un accidente aéreo causado por una estela turbulenta. En esa actividad, su esposo murió de cáncer en diciembre de 1956.
Tiempo después del lanzamiento del satélite soviético Sputnik en 1957, cambió por completo la vida de Katherine Johnson. Ese mismo año aportó su trabajo matemático al documento de 1958, “Notes on Space Technology”, un compendio de una serie de conferencias de 1958, impartidas por ingenieros de PARD (División de Investigación de vuelo y la División de Investigación de aviones no tripulados).

Estos ingenieros formaron el núcleo del Space Task Group, la primera incursión oficial de la NACA en viajes especiales y Katherine, que había trabajado con muchos de ellos desde que llegó a Langley cuando al NACA se convirtió en NASA ese mismo año, se mantuvo en ese grupo.

En 1962, la NASA se preparaba para la misión orbital de John Glenn, y le pidieron a Katherine realizar una labor por la que iba a ser reconocida. Si bien, las computadoras habían sido programadas con las ecuaciones orbitales que controlarían la trayectoria de la cápsula en la misión Amistad 7 de Glenn, desde el despegue hasta el amerizaje, los astronautas estaban temerosos de poner sus vidas al cuidado de máquinas de cálculo electrónico, que podían tener complicaciones y apagones. Así fue como Glenn pidió a los ingenieros que “consiguieran a la chica” -Katherine Johnson- para que resolviera los mismos cálculos de las ecuaciones que habían sido programadas en la computadora, pero a mano, con su máquina calculadora de escritorio. “Si dice que son buenos”, recordaba Katherine que dijo el astronauta, “entonces estoy listo para partir”. Así fue como el vuelo de Glenn fue todo un éxito y marcó un avance en la competencia entre Estados Unidos y la Unión Soviética en el espacio.

Otra contribución relevante realizada por Katherine Johnson fueron los cálculos que ayudaron a sincronizar el aterrizaje lunar del Proyecto Apolo con el Módulo de Comando y Servicio en órbita lunar. Estuvo relacionada también con el transbordador espacial y el satélite de recursos terrestres, y fue autora o coautora de 26 informes de investigación. E incluso escribió su libro autobiográfico: “Reaching for the Moon: The Autobiography of NASA Mathematician”.

Pasados treinta y tres años trabajando en Langley, se retiró. “Me encantaba ir a trabajar todos los días”, decía ella. En 2015, a los 97 años, el presidente Barack Obama le otorgó la Medalla de la Libertad Presidencial, el más alto honor civil que otorga Estados Unidos.

Referencias bibliográficas:
– “NASA Mathematician – Katherine Johnson”, Heather E. Schwartz
– “Women Scientists in Math and Coding”, Katherine Brereton

– Referencias web
https://www.biografias.es/famosos/katherine-johnson.html
https://www.nasa.gov/content/katherine-johnson-biography
– Video Reseña de la NASA:

– Libro y película relacionada:
“Hidden Figures”, Shetterley Margot Lee

 

Nota de María Belén Durán, Voluntaria Ingeniosas

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